Estocolmo. – El gobierno sueco decretó anoche un toque de queda simbólico de 3 horas semanales para que la población “desarrolle empatía con naciones que enfrentan verdaderas dificultades”.
“La gente está demasiado feliz, demasiado estable. Esto no puede seguir así”, afirmó el ministro de Incomodidad Controlada, Lars Frust.
Durante el toque de queda —los martes de 7 a 10 p.m.— los ciudadanos deberán experimentar mínimas incomodidades como:
- Comer sin sal.
- Ver televisión con subtítulos mal sincronizados.
- Pasar una hora sin internet ni calefacción, con velas de Ikea.
“Queremos que valoren su suerte, pero también que sepan sufrir con dignidad escandinava”, dijo una portavoz con lágrimas perfectamente contenidas.
Las autoridades instalarán cabinas de desahogo donde los suecos podrán quejarse libremente, aunque en voz baja y sin sarcasmo. La medida fue aplaudida por algunos sectores progresistas que consideran “urgente nivelar por abajo para entender al resto del mundo”.
En respuesta, varios países latinoamericanos ofrecieron talleres de “colapso crónico” para ayudar a Suecia a simular crisis más realistas.