En un conversatorio celebrado en un centro cultural alternativo con goteras, tres reconocidos artistas cubanos protagonizaron un altercado cuando la conversación derivó en una competencia por ver quién había sido más víctima de la censura estatal.
Los involucrados:
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Juanky Performan, artista del cuerpo que una vez se amarró a una ceiba durante 24 horas para denunciar el precio del café.
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Laritza Versalles, poeta visual que usa etiquetas del agro como haikus de protesta.
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DJ Solapado, músico experimental que mezcla discursos históricos con beats electrónicos.
La discusión comenzó con una frase inocente:
“A mí me quitaron tres exposiciones este año.”
A lo que Juanky respondió:
“¿Tres? A mí me borraron del censo cultural. Literal. No existo.”
Laritza, sin quedarse atrás, lanzó su argumento final:
“A mí me invitaron a una Bienal, pero cuando llegué, ya no había evento. Fue una censura preventiva.”
Según testigos, todo se salió de control cuando alguien mencionó que uno de ellos había recibido una carta de elogio del Ministerio, hecho considerado alta traición dentro del gremio marginal.
El acto terminó con:
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Lanzamiento de libros autoeditados al aire.
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Improvisación de una performance-contra-censura donde los artistas se taparon la boca con hojas de permiso de circulación.
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Y una declaración grupal:
> “¡Nos censuran porque no nos pueden entender!”
🧷 Cita destacada:
“El problema no es que no nos dejen hablar, es que cuando lo hacemos, nadie escucha porque están en la cola del pollo.” — DJ Solapado
