Querida redacción de El Grampa:
Les escribo para agradecer sinceramente a la Empresa Eléctrica de mi municipio. Gracias al apagón de 72 horas que vivimos esta semana, pude redescubrir a mi familia, quienes al parecer viven conmigo desde hace años.
Durante las primeras horas, creí que eran vecinos colados buscando velas. Pero luego, en la oscuridad, empezamos a conversar, a recordar tiempos mejores… como cuando había cortes de 6 horas y no de 12. Incluso jugamos dominó con una tabla que encontré sirviendo de repisa para la olla reina.
Mi hija me mostró un dibujo que había hecho con una vela: era yo, durmiendo con el teléfono en la cara. Me conmovió. Mi esposa me contó sus sueños… bueno, más bien me gritó sus frustraciones, pero eso también es comunicación.
Agradezco que el apagón haya coincidido con la caída de los datos móviles, porque así no tuve que fingir que estaba ocupado. Fue hermoso. Como en los 90, pero sin esperanza.
Solo una pequeña queja: cuando regresó la corriente, ninguno de nosotros supo cómo volver a hablar con luz encendida. Pero con paciencia y más apagones, seguro nos acostumbramos.
Con gratitud revolucionaria,
Eladio «el del pasillo»
Vecino de Marianao, usuario sin energía pero con valores.
.